lunes, 29 de diciembre de 2008
La princesa se quita la corona
Anne Hathaway, la que muchos recordaréis por ser la protagonista de la almibarada Princesa por sorpresa y su secuela, parece que va a dar que hablar en esta temporada pre-Oscar. Y es que su carrera ha oscilado entre el cine comercial de la que la película citada es claro exponente y el cine "serio" con títulos como Brockeback Mountain. Por cierto, menudo pelamen lucía allí. Aunque, como decían en Irma la Dulce, "esto es otra historia".
Si hace unos meses la veíamos como comparsa femenina del Superagente 86, ahora nos sorprende con Rachel getting married por la que ya ha sido nominada al Globo de Oro en la categoría de mejor actriz de drama. Recordemos que en estos premios el drama y la comedia concurren por separado; por lo que estar nominado en ellos no garantiza la candidatura a los Oscar. Su nombre, al menos, ya suena en las quinielas al lado de rivales de altura como Meryl Streep, Kate Winslet o Angelina Jolie.
A mí sinceramente esta chica no acaba de apasionarme, pero he decidido darle una segunda oportunidad. ¿Y vosotros?
Lo mejor del año...o no
Me confieso harta de los balances y los rankings de "lo mejor del año" tan propios de estas fechas. Esos resúmenes en los que nos repiten machaconamente lo que ya hemos visto/oído machaconamente durante todo el año. Sí, sí, ya sabemos que tenemos los mejores deportistas del universo cognoscible, y probablemente, del incognoscible. Ahora bien, echo en falta oír algo sobre la calidad de nuestra educación o nuestro presupuesto en investigación.
Dicho lo cual, me niego a comentar cuáles han sido las mejores películas del 2008. En primer lugar, porque, para emitir un juicio justo, debería haber visto todos los títulos estrenados este año (algo que obviamente no he hecho). Y en segundo lugar, porque no diría nada nuevo al respecto.
No obstante, quiero dejar constancia de mi escena favorita del 2008. No pertenece, ni mucho menos, a la mejor película. Probablemente no la encontréis en esos sesudos resúmenes, pero esta escena está rodada con tanta elegancia y buen gusto que tardará mucho en desaparecer de mi retina. Además, quiero ese vestido. La película, Expiación; y la escena, el encuentro sexual entre Keira Knightley y James McAvoy en la biblioteca.
viernes, 26 de diciembre de 2008
La pareja del naufragio
Otro tipo de naufragio. El sentimental que puede conllevar efectos tan trágicos como el del barco más famoso del mundo. Vuelvo a hablar de una película que no he visto, pero por una buena razón. El trailer de Revolucionary Road (espero que no la estrenen aquí como "Vía Revolucionaria" al estilo de No es país para viejos) ya está disponible, y la verdad es que te deja con ganas de sumergirte en esta historia de sueños compartidos y frustrados por la insoportable levedad del matrimonio convencional.
Los protagonistas, la misma pareja que hace algunos años decorase las paredes de los adolescentes de medio mundo. Los años han sido benévolos con Kate Winslet y Leonardo Dicaprio. Ella ya poseía cierto prestigio cuando rodó a las órdenes de James Cameron; pero es él quien más ha crecido como actor. De ídolo púber a actor fetiche de Scorsese, quien hasta la fecha le ha reportado sus mejores papeles. En Infiltrados su presencia tomaba fuerza a medida que evolucionaba su duelo interpretativo con Jack Nicholson. Aquí donde la crítica pedante diría "un auténtico tour de force" (por fin uso esta expresión, molo).
En fib, he aquí el trailer.
Por cierto, que no he dicho que el director es Sam Mendes, el de American Beauty y Camino a la perdición.
martes, 23 de diciembre de 2008
Milagro navideño
sábado, 27 de septiembre de 2008
Sus ojos se cerraron
Si Ava Gardner era el animal más bello del mundo, a Paul Newman le correspondió el papel de Apolo. Esto va de dioses, claro. Sus superpoderes probablemente eran los ojos azules. Espectacularmente azules como los definía Carlos Boyero en un artículo aparecido en El País hace unos meses.
Esa mirada favoreció siempre a sus personajes. Convencido del "método Stanilavski" se formó en el Actor's Studio de Lee Strasberg donde coincidió con otras dos leyendas: Steve McQueen y Marlon Brando. Pero a diferencia de ellos, Paul supo sobrevivir a la juventud. Su vida desmiente eso de que los mitos se forjan tras la muerte. Porque él fue una leyenda en viva. A medida que envejecía, ya no sólo era guapo (el más guapo), sino mejor actor. En 2002 desempeñó su último gran papel en Camino a la Perdición. Se me puso la piel de gallina al ver esta película; más que por su calidad, porque de alguna manera todos sabían que era la última. Y lo fue.
El hombre que estuvo en los sueños húmedos de tantas mujeres, sólo tuvo una: Joanne Woodward, una solvente actriz que ganó un Oscar antes que él. Se enamoraron rodadando El largo y cálido verano, y lo suyo no se quedó en un simple romance de verano. "¿Para que voy a buscar una hamburguesa fuera si tengo un entrecot en casa?" decía convencido de lo paranormal de su caso. Y es que en Hollywood los matrimonios no suelen cumplir las bodas de plata.
En los años 40 el eslógan de la Metro Goldwin Mayer era "Más estrellas que en el cielo". Si existiese un cielo, estoy convencida de que Paul hoy reinaría en él.
jueves, 25 de septiembre de 2008
La nueva de Clint Eastwood
En Cannes no gustó demasiado la interpretación de Angelina Jolie, pero en el cartel de "Changeling" luce espectacular en el papel de una madre que busca desesperadamente a su hijo. Lo enseñamos en su versión francesa a la espera de su estreno en España. Sencillamente precioso.
Por cierto, Woody Allen no es el único en el club de los septuagenarios hiperactivos. El bueno de Clint estrenaba en 2006 el díptico sobre la II Guerra Mundial formada por "Banderas de nuestros padres" y "Cartas desde Iwo Jima". Pronto nos llegará "Changeling", mientras el mítico Harry rueda una y prepara la producción de otras. Clint, amigo, ¿qué desayunas?
Todos dicen "I love you, Obama"
Los siguientes vídeos demuestran como la parroquia hollywoodense manifiesta su apoyo al candidato demócrata. En primer lugar, Matt Damon y Robert de Niro no dudan ni un momento. George Clooney hace una declaración de amor que no desmerece a la mejor comedia romántica. A estos les sigue una larga lista: Woody Allen, Antonio Banderas, Scarlett Johanson, Tom Hanks...
Por supuesto todas las generalidades tienen su excepción. En este caso la del rostro (impenetrable) de Chuck Norris. Un tipo duro como él sabe lo que necesita America...o no.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Verdades como puños
Monólogo de Julie Delpy al final de "Dos días en París" dirigida por ella misma
It always fascinated me how people go from loving you madly to nothing at all, nothing. It hurts so much. When I feel someone is going to leave me, I have a tendency to break up first before I get to hear the whole thing. Here it is. One more, one less. Another wasted love story. I really love this one. When I think that its over, that I'll never see him again like this... well yes, I'll bump into him, we'll meet our new boyfriend and girlfriend, act as if we had never been together, then we'll slowly think of each other less and less until we forget each other completely. Almost. Always the same for me. Break up, break down. Drunk up, fool around. Meet one guy, then another, fuck around. Forget the one and only. Then after a few months of total emptiness start again to look for true love, desperately look everywhere and after two years of loneliness meet a new love and swear it is the one, until that one is gone as well. There's a moment in life where you can't recover any more from another break-up. And even if this person bugs you sixty percent of the time, well you still can’t live without him. And even if he wakes you up every day by sneezing right in your face, well you love his sneezes more than anyone else's kisses.
martes, 16 de septiembre de 2008
Ponga un pobre en su mesa
Es Plácido.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Recomendación del día: Ghost World
Si la patria del hombre, como decía Rilke, es la infancia; la juventud quizás sea una especie de destierro. Un lugar donde las personas quieren seguir siendo las mismas sin saber que ya no lo serán nunca más.
Como un destierro o como un éxodo es la historia de Enid y Rebecca. Pueden pasar tardes enteras escrutando gente rara en la cafetería y buscando el más triste de los anuncios personales. El ganador de este peculiar concurso resulta ser otro freak como ellas. Un cuarentón amante de los vinilos e incapacitado para las relaciones sentimentales. Enid se convierte en su consejera y poco a poco comienza a sentir más que curiosidad entomóloga por él.
Y no diré nada más porque aquí respetamos ese viejo principio (demasiado transgredido hoy en día) de no destripar el argumento de una película.
No lo he dicho, pero este personaje masculino está interpretado por el gran Steve Buscemi. Sólo su inolvidable cara ya constituye razón suficiente para ver Ghost World. Sobresale por encima de la hija de Kevin Spacey en American Beauty (una actriz más desaparecida que Madeleine) y la omnipresente Scarlett Johanson. Scarlett, precisamos, cuando aún podía hacer estos papeles en el cine indie. ¿Volverá algún día?
Después de Buscemi, lo mejor de esta película es la manera en que están tratados los personajes. Por muy patéticas o desgraciadas que sean sus vidas, nunca hay sitio para la compasión sino para la ironía. Ese ejercicio tan sano de reírse de uno mismo. Y, bueno, reírse de los demás siempre fue divertido.
sábado, 23 de agosto de 2008
De rupturas
La película se llama "Bananas". Y el genio que está detrás de ella, Woody Allen. Detrás y delante de la cámara.
Hay muchas maneras de romper con tu pareja, desde el bolero hasta un mensaje de texto. Pero pocas tan hilarantes como este diálogo.
martes, 24 de junio de 2008
Reivindicando
Nadie soltaba perlas como él. En una televisión pública se atrevió a lanzar dardos contra todos y contra todo. Pero RTVE atravesaba una dura crisis y a alguien se le ocurrió lanzar un expediente de regulación. Esto de "expediente de regulación" es a despido masivo lo que "desaceleración" a crisis. Antonio Gasset fue uno de los afectados.
e="font-style: italic; ">
lunes, 23 de junio de 2008
El italiano que no creía en el catenaccio
Se ha estrenado la nueva película de Nanni Moretti. Ah no, que no la dirige Nanni Moretti sino el desconocido Antonello Grimaldi. Sin embargo, en el cartel oficial de Caos calmo el nombre de Moretti aparece antes y en letras más grandes que el del director. Prueba inequívoca del carisma del autor de Caro Diario. Este carisma (que otros llaman ego desproporcionado) ha hecho de Nanni Moretti un personaje siempre polémico. Lo mismo se ríe de Berlusconi en la sátira política El caimán que radiografía el dolor de la pérdida de un hijo en La habitación del hijo.
sábado, 21 de junio de 2008
Miénteme, dime que me odias
Tan grande como el amor al celuloide puede ser la animadversión que sientan dos personas dedicadas al cine. Si a las lógicas fricciones producidas en un ámbito laboral añades unos egos desproporcionados, obtienes siempre el mismo resultado: se puede contar una historia de odio por cada estrella de Sunset Boulevard.
Entre un actor y un director se establece una relación dominada por la servidumbre y el despotismo. El primero accede a ser instrumento del segundo hasta que alumbra sus propias ideas artísticas. Entonces pueden ocurrir dos cosas: que el director escuche al actor e incluso tome en consideración sus aportaciones; o bien, que el realizador las ignore. Durante el rodaje de El infierno a Tejas Dennis Hopper poseía sus propias ideas, contrarias a las del director, Henry Hattaway. Al protagonista de Easy Rider su osadía librepensadora le costó cara: hasta 87 veces le obligó a repetir una escena en la que tenía una sola frase. Hundido en la desesperación Hopper le preguntó cómo quería que hiciese esa toma, la hizo y se marchó. “¡No volverás a trabajar en el cine, hijo de perra!” le gritó Hattaway a modo de despedida.
Otros que no volverán a tomarse un café juntos son Lars Von Trier y Bjork. Su trabajo en Bailar en la oscuridad le mereció a la cantante islandesa aclamaciones y el premio de Cannes. Y, sin embargo, la experiencia dogmática fue su primera y última como actriz. En dicha decisión algo tuvo que ver un rodaje descrito por la actriz como el enfrentamiento entre Napoleón y Pippi Calzaslargas. ¿Es Lars Von Trier un auténtico tirano o sólo empleó un truco para conseguir de su actriz el dolor necesario para el personaje?
Pedro Almodóvar podría responder a esta pregunta a juzgar por la opinión de actores que han trabajado con él y han comparado sus rodajes con infiernos, creativos sí, pero infiernos. Hasta Mujeres al borde de un ataque de nervios la relación entre el director manchego y Carmen Maura era de todo menos infernal: su admiración mutua se plasmó en 6 películas, entre las que se cuenta lo mejor de la obra de Almodóvar. Con aquella película se rompe la compenetración, y como ocurre siempre después del amor, el director y su ex-musa se dedicaron a lanzarse reproches dignos de un bolero de Chavela Vargas. Tuvo que pasar más de una década para que firmasen el armisticio en forma de película.
A veces la acrimonia no está reñida con el entendimiento artístico, e incluso puede favorecer a la calidad de la película. El documental Mi enemigo íntimo nos revela escenas en las que Klaus Kinski habla con las vísceras y su director, Werner Herzog, no se queda atrás en el manejo de la bilis. A pesar del profundo odio que parece dominar al actor rubio en más de una ocasión, bien es cierto que aceptó trabajar a las órdenes de Herzog en cinco películas. A ratos el director odiaba tanto al actor como para que los indígenas que aparecen en Aguirre, la cólera de Dios se ofreciesen para matar a Kinski; y, acto seguido, el odio devenía en admiración. No obstante, es casi imposible imaginarse estas películas con otro actor.
“Basta una gota de miedo para que el amor se convierta en odio” dijo James Cain, el autor de las novelas que inspiraron dos joyas del cine negro como Perdición y El cartero siempre llama dos veces. Y Cain sabía de lo que hablaba: odiaba el cine, despreciaba lo que en más de una ocasión le dio de comer. Cuando Hollywood compró su novela Doble indemnización, el encargado del guión fue otro escritor de género policiaco: Raymond Chandler. A diferencia de su colega, éste no aborrecía el cine, sólo a la gente que trabajaba en él. Chandler y Cain no se soportaron nunca y sólo compartieron la dipsomanía y el odio por Billy Wilder, quien, por cierto, les correspondió. Muchos años después de trabajar con Marilyn Monroe, el genio austriaco diría “Existen más libros sobre Marilyn Monroe que sobre la Segunda Guerra Mundial. Hay una cierta semejanza entre las dos: era el infierno, pero valía la pena “. A Wilder de la estrella rubia le crispaba todo: era impuntual por sistema, incapaz de memorizar un guión y, además, tan insegura que tras cada toma miraba antes a su profesora de Arte Dramático que al director.
El deseo insaciable de bienes ajenos conduce invariablemente a la envidia, y de este pecado capital al odio hay pocas paradas. Pero en el políticamente correcto mundo del cine el odio no existe, sí las “diferencias artísticas”. Esas que justifican, según González Iñárritu, que Babel fuese la última colaboración con el guionista de sus anteriores películas. Otros dirán que llevarse los laureles a medias seduce menos que la gloria unipersonal. Soberbia, envidia… Pecados capitales sin los que el cine, más que fábrica de sueños, sería un somnífero letal.
jueves, 19 de junio de 2008
Garbo laughs!
miércoles, 18 de junio de 2008
Prohibidos los besos demasiado fogosos o apasionados
Los principios generales del Código Hays exigían:
1- No se produciría ninguna película susceptible de incluir atentado alguno contra la moral. La simpatía del público no debe nunca dirigirse hacia los criminales ni hacia los pecadores.
2- Los personajes deben llevar una existencia honorable, justificada por la existencia de la intriga o por la necesidad de divertir al espectador.
3- Las leyes naturales o instituidas no deberán nunca ser puestas en ridículo. Su violación no será nunca presentada de forma positiva.
Pero en los 60 empezaban a cambiar las cosas, y tuvo que ser una película sueca, "Yo soy curiosa: amarillo", la que diese el tiro de gracia al reaccionario código.