Los principios generales del Código Hays exigían:
1- No se produciría ninguna película susceptible de incluir atentado alguno contra la moral. La simpatía del público no debe nunca dirigirse hacia los criminales ni hacia los pecadores.
2- Los personajes deben llevar una existencia honorable, justificada por la existencia de la intriga o por la necesidad de divertir al espectador.
3- Las leyes naturales o instituidas no deberán nunca ser puestas en ridículo. Su violación no será nunca presentada de forma positiva.
Pero en los 60 empezaban a cambiar las cosas, y tuvo que ser una película sueca, "Yo soy curiosa: amarillo", la que diese el tiro de gracia al reaccionario código.
¡Atención estas imágenes contienen senos desnudos!
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