jueves, 19 de junio de 2008

Garbo laughs!

"¿Cómo puede sobrevivir una sociedad que permite que sus mujeres se vistan así?"

 La que habla es una representante del régimen soviético. A Ninotchka de la torre Eiffel no le interesan las vistas, sino su morfología. Cuando le cuentan un chiste, pregunta el nombre de la calle donde se cruzan los dos escoceses. 
 Ninotchka no se ríe. Pero tiene que conocer al conde de Agoult, un perfecto representante de la "burguesía decadente", para cambiar su rictus serio por esa atolondrada mirada que provoca el amor.
 "Una vez besé a un soldado antes de morir" cuenta Ninotchka evidenciando que la Causa no deja espacio para el romanticismo. La Causa ahora tiene la forma de unas joyas pertenecientes a la Gran Duquesa Swana. Pero en la Rusa soviética estas joyas pertenecen a todo el pueblo. ¿Conseguirá Ninotchka recuperar el botín? ¿O se verá obnubilada por el amor? 
 Me gusta imaginar a Billy Wilder escribiendo este guión. Quien más admiraría el "toque Lubitsch, contribuyó a la creación de una de sus obras míticas. Y no sólo por la elegancia y naturalidad del texto, sino también gracias a la Divina.
 Greta Garbo se había especializado durante la época del cine mudo en máscaras hieráticas. Llegó el sonido y anunciaron "Garbo talks!". Sin embargo, lo que había fascinado en los tiempos del mundo, resultaba ahora inexpresivo. Lubitsch dijo una vez que nunca trabajó con una actriz tan introvertida como la Garbo. Pese a eso, consiguió de ella una de sus mejores interpretaciones. Y es que ¡la Divina por fin reía!



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