lunes, 21 de septiembre de 2009

Los dos finales



Hay un rumor muy consistente según el cual Casablanca pudo tener un final distinto al que todos conocemos. La rumorología dice que el guión de la famosa película de Michael Curtiz se reescribía continuamente una vez iniciado el rodaje, de manera que ni los mismos actores conocían el desenlace. ¿Qué hubiese pasado si Ilsa no hubiera subido al avión? Si hemos de creer esas malas (o buenas) lenguas, los guionistas de Casablanca también imaginaron un final en el que Rick e Ilsa vivían felizmente su historia de amor. Por tanto, esos "juntaletras" de Hollywood jugaron cruelmente con estos personajes: juntos, separados, otra vez juntos y finalmente... ¿Finalmente qué?

¿Habrían sido felices Ilsa y Rick? ¿Se habrían construido un chalet en Casablanca?También podrían haber terminado veraneando en Marbella gracias a sus amistades con posible... Al mismo tiempo, pienso en cómo les trataría la vida a estos dos tras la separación. Seguramente Rick habría acabado devorado por la dipsomanía. E Ilsa se habría hecho filántropa de carreras de polo y cocktails.

Todo el mundo vive un momento "Rick e Ilsa", un momento de "o subes al avión o te quedas conmigo", "o estudias Derecho o te vas a la India", etc. También me viene a la cabeza Dos vidas en un instante, una película protagonizada por Gwyneth Paltrow, no es una obra maestra pero tiene un par de aciertos notables. A lo que iba: en esta peli vemos cómo la acción de coger/perder el metro desencadena dos desarrollos distintos. Si lo coge, llega a casa a tiempo de pillar a su novio con otra. Lo deja y da un giro de 180 grados a su vida. Huelga decir que conoce a un tipo mucho mejor que su novio. Sin embargo, si pierde el metro, vemos cómo le suceden todas las calamidades del mundo. Y mientras, su novio se la sigue pegando.

Yo ahora mismo pienso en los dos finales de Casablanca, en cómo puede cambiarte la vida una escalera mecánica que te impide coger "ese" metro, o en la frase que antes o después alguien pronunciará.


sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Mapa o postal?




El siempre eficaz diccionario de la RAE define 'mapa' como la "representación geográfica de la Tierra o parte de ella en una superficie plana". He ahí el problema: la planicie. Sé que peco de simplista, pero creo que las películas se dividen en dos tipos: las que te producen algún tipo de emoción y las que se reducen a estímulos visuales. A
Isabel Coixet siempre se le ha dado bien conjugar estos dos tipos; Mi vida sin mí es el ejemplo perfecto de una "peli bonita" que se disfruta visualmente y también se vive como una experiencia vital. En su nueva película, Mapa de los sonidos de Tokio, sin embargo, todo lo que es bonito es al mismo tiempo vacío. Se disfruta mientras dura como quien observa un huevo de Fabergé. Puede ser precioso, pero no significa nada, no trasciende.

Como ya hiciera Sofia Coppola (otra gurú del coolismo), Isabel Coixet lanza su mirada fascinada y manierista a Tokio. Hay incluso una escena, la del kararoke, que me hizo pensar en esa maravillosa pareja formada por Scarlett Johansson y Bill Murray. La cineasta gafapasta por excelencia pasea su cámara en largos planos por bares, mercados, e incluso, un parque de atracciones. ¿Está justificada esa escena? ¿Es un guiño a El tercer hombre de Reed? ¿O sólo una excusa para mostrarnos otra escena "bonita? Me inclino más por esto último. En las entrevistas no engaña, Coixet quería con esta película declarar su amor a la cultura nipona. Si Tokio siempre tuvo algo seductor, ahora gracias al éxito de Murakami, es la quintaesencia de lo "in".

Música evocadora, fotografía preciosista, imágenes de postal...Todo es agradable en Mapa de los sonidos de Tokio, pero la historia no acaba de calar. Ni la del ingeniero de sonido enamorado de la protagonista. Ni la de la torturada protagonista (una, por otra parte, gran Rinko Kikuchi) con Sergi López. Coixet es una amante del amor, pero aquí las historias de amor no te llegan, no te conmueven, por mucho Antony and the Johnsons que suene.

Y luego está esa voz en off. Ay, la voz en off. Si cabía alguna duda de la influencia de las novelas de Murakami, este recurso ayuda a despejarla. ¿Es necesario este recurso? Probablemente cuando el cine no es capaz de expresar con imágenes la historia, sea lo más fácil. Hay películas flojas que flojean más con esta maldita costumbre de la voz en off. Véase Vicky, Cristina, Barcelona.

No obstante, no desaconsejó pagar una entrada por verla. A veces también mola ir al cine para recibir buenas imágenes. Mapa de los sonidos de Tokio las tiene. Y no se dejen engañar por el trailer: ni hay tanto exceso ni es tan explícito. Otra cosa: viva esta reivindicación del sexo oral femenino.


viernes, 3 de abril de 2009

A la nevera de Teófilo, un programa


Hoy, amigos, es un día triste para mí. Cuando tenía 12 años pasaba el verano en el apartamento de la playa, en Suances, allí compartía habitación con mi hermano. Éste tenía la costumbre de escuchar El Larguero y dormirse antes de que terminase, con lo que me tocaba a mí apagar la radio. Un día, sin embargo, yo también me dormí antes. De repente me desperté en mitad de la noche, a eso de las 2 de la madrugada (a los 12 años eso me parecía una hora indecente) y ya no hablaban de la Liga, sino de la última película de Ralph Fiennes y Uma Thurman. Los Vengadores, se llamaba, y por cierto era un bodrio inconmensurable. Me acuerdo perfectamente del título, porque desde el primer momento algo me atrapó de ese programa. Hablaban de cine desde la pasión y con un lenguaje comprensible, nada de pose de crítico sesudo. En su realización encontré las numerosas posiblidades que ofrece este medio: mezclar realidad con ficción, las dramatizaciones que recogen la herencia de la radio que tan bien retrató tito Woody en Días de radio.

Ese día, yo no lo sabía, pero nacieron mis dos grandes amores: la radio y el cine. "El cine de lo que yo te diga" no sólo contribuyó (conjuntamente con Gemma e Iñaki) a mi decisión de estudiar lo que estudio, sino que me ha acompañado durante 10 años. Y el vínculo que se crea con un programa de radio es algo especial, no se puede comparar a ningún otro medio, ni mucho menos la televisión. Ese día de verano en Suances el programa duraba de 1 a 3 de la mañana. Cuando la adolescencia empezó a marcar sus propias reglas y ya volvía más tarde, lo escuchaba por la tarde. Luego en la Universidad se convirtió en un nexo con algunas de las personas que más quiero. Y cuando estuve en Francia, podcast mediante, me seguía acompañando.
Sé que me estoy poniendo sentimental y me da igual. Desde María Guerra hasta Raimundo Hollywood pasando por Jack Bourbon o Teófilo el Necrófilo, personajes ficticios algunos, reales otros, forman parte de esa "educación sentimental".
Mañana a las 5 en la edición de tarde y a las 3 en la sesión golfa se emitirá el último programa de El cine de lo que yo te diga. Y allí estaré tapada hasta la cabeza como todos los sábados. Y luego pensaré en esto:

domingo, 25 de enero de 2009

Vía sin Revolución



"Si no apuestas por lo que quieres, no puedes fracasar". Algo así dice Kate Winslet en un momento de Revolutionary Road. Y precisamente esta es el tema de la película: cómo abandonamos nuestros sueños e ideales en favor de una vida segura y estable. Frente a la explosión del american way of life de los años 50 simbolizado en esas zonas residenciales de casitas blancas y jardines inmensos, esta joven pareja se cree diferente al resto. Ella sueña con ser actriz y él rechaza el modelo de su padre: empleado durante 30 años en la misma empresa. Sin embargo, con el pretexto de que no será definitivo, van aceptando las convenciones de la sociedad de la época. Compran la casita blanca con el jardín blanco, ella se dedica a criar a los hijos y él trabaja 10 horas al día en un cubículo al estilo C.C. Buxter en El Apartamento. Cuando se plantean la idea de dejarlo todo y mudarse a París, estallará e conflicto soterrado entre aceptar las reglas del juego como inexorables o vivir según los ideales. Un enfrentamiento que se escenifica en los rostros de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, sublimes en la creación de dos personajes dificílimos, cuestionables moralmente e imperfectamente humanos.

Las escenas en que estos grandes discuten son las más intensas que una servidora haya visto en los últimos años. En ciertas escenas el nivel de carga emocional es tal que hiela la sangre. Y no sólo en los momentos más furibundos de la pareja, porque el director, Sam Mendes, logra convertir un apacible desayuno en una obra maestra del desasosiego. Algo que nunca habría sido posible sin Kate Winslet, una mirada que lo expresa todo y te acaba arrastrando en su infierno personal.

Aún es pronto para asegurar que Revolutionary Road es mi favorita de la temporada Oscariana (ignorada, como el año pasado Deseo y peligro, de las categorías principales de estos premios) , lo que ya puedo afirmar sin género de duda es que probablemente contenga el mejor duelo interpretativo de la temporada. Una película de obligada visión para todo aquel que todavía crea que el cine no vive de efectos especiales, sino de efectos emocionales.

viernes, 23 de enero de 2009

La princesa está nominada...¡Larga vida a la princesa!




Como vaticinamos en el anterior post, Anne Hathaway se ha colado en la terna de las mejores actrices del 2008 según la Academia de Hollywood. La sorpresa es que ha sido en la categoría de actriz protagonista y no de reparto, como apuntaban las quinielas. Anne, disfruta de esta nominación, porque, salvo bombazo, el tito Oscar ya sueña con las manos de Kate Winslet. Ésta es candidata por The Reader, la última de Stephen Daldry, el de Billy Elliot o Las horas. Otra sorpresa: ya que tras ganar sendos Globos de Oro por Revolution Road como actriz principal y por The Reader como actriz secundaria, se esperaba que optase al doblete también en los Oscars.

¿Qué supone la nominación de Kate Winslet para nuestros intereses patrios? Al no competir en la categoría de actriz de reparto, aumenta las posibilidades de Penélope Cruz. Hasta la fecha la inglesa y la de Alcobendas se habían repartido los principales premios, así que ahora Pe afronta la recta final sin su rival más dura.

Del resto de nominaciones, mañana más y mejor