sábado, 27 de septiembre de 2008

Sus ojos se cerraron



Hoy escribo emocionada. Los que un día enfermamos de mitomanía, nos hemos quedado un poco huérfanos. Se ha muerto Paul Newman. En una de sus últimas entrevistas, ya enfermo de cáncer, confesaba que el cine ya no era para él. No podía memorizar sus frases ni enfrentarse a la construcción de un personaje. Pidió a sus médicos que le dejasen aguardar en casa el final de la enfermedad. Hasta hoy que, como cantaba Gardel, sus ojos se cerraron.
Si Ava Gardner era el animal más bello del mundo, a Paul Newman le correspondió el papel de Apolo. Esto va de dioses, claro. Sus superpoderes probablemente eran los ojos azules. Espectacularmente azules como los definía Carlos Boyero en un artículo aparecido en El País hace unos meses.
Esa mirada favoreció siempre a sus personajes. Convencido del "método Stanilavski" se formó en el Actor's Studio de Lee Strasberg donde coincidió con otras dos leyendas: Steve McQueen y Marlon Brando. Pero a diferencia de ellos, Paul supo sobrevivir a la juventud. Su vida desmiente eso de que los mitos se forjan tras la muerte. Porque él fue una leyenda en viva. A medida que envejecía, ya no sólo era guapo (el más guapo), sino mejor actor. En 2002 desempeñó su último gran papel en Camino a la Perdición. Se me puso la piel de gallina al ver esta película; más que por su calidad, porque de alguna manera todos sabían que era la última. Y lo fue.
El hombre que estuvo en los sueños húmedos de tantas mujeres, sólo tuvo una: Joanne Woodward, una solvente actriz que ganó un Oscar antes que él. Se enamoraron rodadando El largo y cálido verano, y lo suyo no se quedó en un simple romance de verano. "¿Para que voy a buscar una hamburguesa fuera si tengo un entrecot en casa?" decía convencido de lo paranormal de su caso. Y es que en Hollywood los matrimonios no suelen cumplir las bodas de plata.
En los años 40 el eslógan de la Metro Goldwin Mayer era "Más estrellas que en el cielo". Si existiese un cielo, estoy convencida de que Paul hoy reinaría en él.

jueves, 25 de septiembre de 2008

La nueva de Clint Eastwood



En Cannes no gustó demasiado la interpretación de Angelina Jolie, pero en el cartel de "Changeling" luce espectacular en el papel de una madre que busca desesperadamente a su hijo. Lo enseñamos en su versión francesa a la espera de su estreno en España. Sencillamente precioso.

Por cierto, Woody Allen no es el único en el club de los septuagenarios hiperactivos. El bueno de Clint estrenaba en 2006 el díptico sobre la II Guerra Mundial formada por "Banderas de nuestros padres" y "Cartas desde Iwo Jima". Pronto nos llegará "Changeling", mientras el mítico Harry rueda una y prepara la producción de otras. Clint, amigo, ¿qué desayunas?

Todos dicen "I love you, Obama"

En las ruedas de prensa que dan las estrellas estadounidenses cuando visitan España, se ha impuesto la moda de preguntar por Obama. Y como ya ocurriera con la guerra de Iraq, esta pregunta se convierte en la excusa perfecta para hablar sobre la política del país de las barras y las estrellas. Ya se sabe que la gente del mudo del cine es vista en el resto de Estados Unidos como izquierdistas peligrosos. Siempre a la cabeza de protestas ya sea el derecho a poseer armas, el SIDA o la política de inmigración.

Los siguientes vídeos demuestran como la parroquia hollywoodense manifiesta su apoyo al candidato demócrata. En primer lugar, Matt Damon y Robert de Niro no dudan ni un momento. George Clooney hace una declaración de amor que no desmerece a la mejor comedia romántica. A estos les sigue una larga lista: Woody Allen, Antonio Banderas, Scarlett Johanson, Tom Hanks...
Por supuesto todas las generalidades tienen su excepción. En este caso la del rostro (impenetrable) de Chuck Norris. Un tipo duro como él sabe lo que necesita America...o no.






miércoles, 24 de septiembre de 2008

Verdades como puños




Monólogo de Julie Delpy al final de "Dos días en París" dirigida por ella misma

It always fascinated me how people go from loving you madly to nothing at all, nothing. It hurts so much. When I feel someone is going to leave me, I have a tendency to break up first before I get to hear the whole thing. Here it is. One more, one less. Another wasted love story. I really love this one. When I think that its over, that I'll never see him again like this... well yes, I'll bump into him, we'll meet our new boyfriend and girlfriend, act as if we had never been together, then we'll slowly think of each other less and less until we forget each other completely. Almost. Always the same for me. Break up, break down. Drunk up, fool around. Meet one guy, then another, fuck around. Forget the one and only. Then after a few months of total emptiness start again to look for true love, desperately look everywhere and after two years of loneliness meet a new love and swear it is the one, until that one is gone as well. There's a moment in life where you can't recover any more from another break-up. And even if this person bugs you sixty percent of the time, well you still can’t live without him. And even if he wakes you up every day by sneezing right in your face, well you love his sneezes more than anyone else's kisses.

martes, 16 de septiembre de 2008

Ponga un pobre en su mesa

Rafael Azcona firmó uno de los mejores guiones del cine español. En una época en la que la solidaridad sólo se entendía por la vía de caridad, Luis García Berlanga se atrevió a reírse de esa sociedad pacata y hipócrita.

Es Plácido.




viernes, 12 de septiembre de 2008

Recomendación del día: Ghost World


Si la patria del hombre, como decía Rilke, es la infancia; la juventud quizás sea una especie de destierro. Un lugar donde las personas quieren seguir siendo las mismas sin saber que ya no lo serán nunca más.

Como un destierro o como un éxodo es la historia de Enid y Rebecca. Pueden pasar tardes enteras escrutando gente rara en la cafetería y buscando el más triste de los anuncios personales. El ganador de este peculiar concurso resulta ser otro freak como ellas. Un cuarentón amante de los vinilos e incapacitado para las relaciones sentimentales. Enid se convierte en su consejera y poco a poco comienza a sentir más que curiosidad entomóloga por él.

Y no diré nada más porque aquí respetamos ese viejo principio (demasiado transgredido hoy en día) de no destripar el argumento de una película.

No lo he dicho, pero este personaje masculino está interpretado por el gran Steve Buscemi. Sólo su inolvidable cara ya constituye razón suficiente para ver Ghost World. Sobresale por encima de la hija de Kevin Spacey en American Beauty (una actriz más desaparecida que Madeleine) y la omnipresente Scarlett Johanson. Scarlett, precisamos, cuando aún podía hacer estos papeles en el cine indie. ¿Volverá algún día?

Después de Buscemi, lo mejor de esta película es la manera en que están tratados los personajes. Por muy patéticas o desgraciadas que sean sus vidas, nunca hay sitio para la compasión sino para la ironía. Ese ejercicio tan sano de reírse de uno mismo. Y, bueno, reírse de los demás siempre fue divertido.