
Como ya hiciera Sofia Coppola (otra gurú del coolismo), Isabel Coixet lanza su mirada fascinada y manierista a Tokio. Hay incluso una escena, la del kararoke, que me hizo pensar en esa maravillosa pareja formada por Scarlett Johansson y Bill Murray. La cineasta gafapasta por excelencia pasea su cámara en largos planos por bares, mercados, e incluso, un parque de atracciones. ¿Está justificada esa escena? ¿Es un guiño a El tercer hombre de Reed? ¿O sólo una excusa para mostrarnos otra escena "bonita? Me inclino más por esto último. En las entrevistas no engaña, Coixet quería con esta película declarar su amor a la cultura nipona. Si Tokio siempre tuvo algo seductor, ahora gracias al éxito de Murakami, es la quintaesencia de lo "in".
Música evocadora, fotografía preciosista, imágenes de postal...Todo es agradable en Mapa de los sonidos de Tokio, pero la historia no acaba de calar. Ni la del ingeniero de sonido enamorado de la protagonista. Ni la de la torturada protagonista (una, por otra parte, gran Rinko Kikuchi) con Sergi López. Coixet es una amante del amor, pero aquí las historias de amor no te llegan, no te conmueven, por mucho Antony and the Johnsons que suene.
Y luego está esa voz en off. Ay, la voz en off. Si cabía alguna duda de la influencia de las novelas de Murakami, este recurso ayuda a despejarla. ¿Es necesario este recurso? Probablemente cuando el cine no es capaz de expresar con imágenes la historia, sea lo más fácil. Hay películas flojas que flojean más con esta maldita costumbre de la voz en off. Véase Vicky, Cristina, Barcelona.
No obstante, no desaconsejó pagar una entrada por verla. A veces también mola ir al cine para recibir buenas imágenes. Mapa de los sonidos de Tokio las tiene. Y no se dejen engañar por el trailer: ni hay tanto exceso ni es tan explícito. Otra cosa: viva esta reivindicación del sexo oral femenino.
1 comentario:
Me ha gustado tu crítica a la nueva peli de Coixet! Olé!! Ay, me encantaría que se me diera tan bien escribir como a ti :)
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